octubre 10, 2025

Empezar una reforma puede ilusionar… y a la vez generar mucho vértigo. Es normal, hay decisiones, plazos, presupuestos y dudas que se acumulan. Pero una reforma bien planificada no tiene por qué ser un tormento. Aquí tienes una guía práctica y fácil de seguir para planificar una reforma sin estrés, pensada para propietarios que quieren tomar decisiones acertadas sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados.

Antes de tocar nada: define qué quieres realmente

Lo primero es poner por escrito tus objetivos. Hazte estas preguntas:

  • ¿Qué problema quiero resolver (falta de espacio, mal aprovechamiento, estética, confort)?

  • ¿Qué es imprescindible y qué sería un extra agradable?
    Apuntar todos los “imprescindibles” y “deseables” te ayudará a priorizar cuando lleguen decisiones y gastos inesperados.

Presupuesto: básico, realista y con margen

Fija un presupuesto objetivo y separa una reserva para imprevistos del 10–15% (si tu reforma es pequeña, 10%; si es integral, 12–15%). Una posible distribución orientativa:

  • Mano de obra: 30–45%

  • Materiales y acabados: 40–55%

  • Diseño/gestión y permisos: 5–10%

  • Imprevistos: 10–15%

No te obsesiones con cifras exactas desde el primer momento, pero sí pide a la empresa un desglose claro. Tener partidas visibles evita sorpresas.

Elige a la empresa adecuada (y pide lo básico)

Al contratar, pide:

  • Presupuesto detallado por partidas.

  • Plazo estimado con hitos (fases).

  • Fotos o referencias de trabajos previos.

  • Condiciones sobre cambios durante la obra (cómo se valoran y autorizan).

Las reseñas y el “feeling” importan: una comunicación fluida con el equipo reduce errores y malentendidos.

Calendario orientativo: plan y flexibilidad

Ninguna obra pequeña está totalmente libre de retrasos (materiales, permisos, climatología). Un calendario orientativo podría ser:

  1. Preparación y permisos: 1–3 semanas

  2. Demoliciones y estructura: 1–2 semanas

  3. Instalaciones (electricidad, fontanería): 1–3 semanas

  4. Albañilería y revestimientos: 2–4 semanas

  5. Acabados y limpieza: 1–2 semanas

Adapta los tiempos a la escala del proyecto. Pide a la empresa hitos semanales y revisiones breves para comprobar avance.

Comunicación: la llave que evita problemas

  • Designa una persona de contacto clara (puede ser el propietario o un representante).

  • Pacta un canal y frecuencia de comunicación: por ejemplo, una llamada corta semanal y mensajes con fotos cuando haya hitos.

  • Documenta TODO por escrito: decisiones, aprobaciones y cambios. Evita acuerdos verbales.

Cómo vivir durante la obra: mínimos para evitar desgaste

Decide si vas a vivir en la casa o alojarte fuera temporalmente. Si te quedas:

  • Define una zona limpia para cocinar y descansar.

  • Protege muebles y suelos; acuerda con la empresa un plan de limpieza diaria.

  • Ten a mano un kit con lo imprescindible (ropa, herramientas básicas, documentación).

Si optas por mudarte, calcula el coste y compáralo con el ahorro de molestias: a veces salir una o dos semanas vale la pena.

Selección de materiales y acabados sin agobios

  • Escoge materiales duraderos para zonas de uso intenso (suelos, encimeras).

  • Para acabados estéticos, crea una paleta de colores y materiales antes de comprar para evitar mezclas indeseadas.

  • Pide muestras físicas y comprueba cómo se ven con la luz real de tu casa.

Permisos y trámites: lo básico que debes saber

No todas las obras requieren lo mismo. Consulta con el técnico o la empresa si necesitas:

  • Licencia de obra mayor (cuando hay cambios estructurales).

  • Licencia de obra menor (reformas estéticas o instalaciones).

  • Comunicación previa o declaración responsable en algunos municipios.

Pagar por un profesional que gestione los trámites suele ahorrar tiempo y riesgos.

Controla los cambios y evita la “escalada” de obra

Los cambios a mitad de obra encarecen y retrasan. Para minimizarlos:

  • Ten claro el objetivo y el presupuesto antes de empezar.

  • Reserva la lista de “deseables” para incluir si sobra presupuesto o tiempo.

  • Si surge una mejora que te seduce, pide el coste por escrito antes de aprobar.

Checklist rápido antes de empezar

infografia como no perder los nervios con una reforma


Para acabar: calma y decisiones informadas

Planificar bien no evita todos los imprevistos, pero sí reduce el estrés enorme de lo inesperado. Si llevas objetivos claros, presupuesto con margen, una buena comunicación con la empresa y un calendario realista, la reforma puede transformarse de fuente de ansiedad en un proceso controlado que terminas disfrutando.